Como a muchos me a tocado sufrir, no solo por no ser correspondida, también he sido aquella a quien en algún momento dejaron de amar. Vaya que te sientes mal, que por más que lloras crees que no sanaras y por más que te esfuerzas todo te lo vuelve a recordar. Bendito tiempo que todo lo cura y poco a poco empiezas a olvidar.
Enamorarse es un riesgo, con el tiempo comprendes que es un proceso por el que debes pasar. Pero aun a pesar de todo, siempre seré de las personas que se aferrará a amar, porque con todo puesto en la balanza te das cuenta que los mejores momentos que has pasado los has compartido con alguien más.
Porque más allá del dolor, al final esta ese periodo que viviste, en el que despertabas ilusionado, en el que aprendiste a compartir, a querer, a soñar, en el que tu adrenalina estaba a tope y hasta te preocupabas por que los mínimos detalles le fueran a gustar; y si tal vez llegaste a pelear, pero sabías que hasta la reconciliación ibas a disfrutar.
También aprendiste que todo lo anterior era parte de ese enamoramiento inicial, después comprendiste que amar ya era más que química y compatibilidad, era ya una decisión de dos personas para continuar, para construir, para ir de la mano al caminar; si, una decisión de respetar, aceptando los defectos de ambos y afrontando las cuesta abajo que se llegan a presentar; si, una decisión en la que el físico fue solo una atracción inicial, donde la esencia de la persona saca toda su potencialidad, y donde afrontarás la rutina y las obligaciones de la mano de esa persona especial.
El enamoramiento tal vez parezca salido de una novela al empezar, pero si pasas esa etapa entonces estarás eligiendo amar, estarás escogiendo a la persona con la que a pesar de lo que venga sigues decidiendo estar.
Claro que me seguiré aferrando a amar, si la vida me sigue dando esa oportunidad.
Autor