Hace algún tiempo decidí darle una segunda oportunidad a mi relación y cuando platicaba de ese proceso alguien me dijo “Me da gusto, solo espero que en este tiempo hayas aprendido a quererte mucho”. Zazz!! no cabe duda que no hay mejor manera de hacerte reflexionar que dejándote en la mente esa espinita en la que te das cuenta que nada como el amor propio y la autoestima para decidir si algo es adecuado o no.

Se que suena algo muy simple, pero esas palabras resuenan en mi mente cada que enfrento una decisión de cualquier tipo, se quedaron como una semilla en mí y no importa si se trata de una relación, del trabajo, la familia, los amigos, lo que ocurra en el día a día, simplemente me pregunto ¿Me estoy queriendo lo suficiente?, y es como una vocecita de conciencia que no me permite engañarme con la respuesta.

No hay nada más satisfactorio que aceptarse y quererse a sí mismo, dejar la crítica destructiva a un lado y entender que no hay un molde perfecto en el que tengamos que encajar. Las personas pueden darte mil opiniones diferentes sobre como deberían de ser las cosas así que resulta complicado tratar de buscar la aprobación de todas. Pero la plenitud que sientes al poder tomar tus decisiones con la tranquilidad y la seguridad de que son lo mejor para ti, no se compara con nada.

Lo queramos aceptar o no, las cosas que son importantes para uno alcanzan ese valor porque así se lo asignamos, así que deberás decidir si el valor se lo darás a la aceptación de terceros o si mejor le asignas ese peso tan importante a tu persona.

Aprende a amarte mucho, cuídate, consiéntete y jamás le restes importancia a lo que sientes o a lo que piensas, y así como en algún momento te enseñaron lo importante de aprender a decir no, ahora reconoce el valor que tienes y jamás aceptes o te conformes con aquello que no aporta lo que necesitas y sobre todo lo que mereces.

Con Cariño

CpM

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