Por muchos años pensé que yo no era una persona afortunada en el amor, por alguna razón esa media naranja no llegaba, veía como los demás encontraban el amor y creo que yo entre más lo buscaba menos lo encontraba.
De repente sin planearlo y sin esperarlo conocí a alguien, tengo que admitir que diferente a todo lo que yo imaginaba, sin entender exactamente porque, el estar a su lado me causaba emoción y nerviosismo a la vez; me gustaba platicar y estar cerca. Entre más lo conocía empezó a surgir un tipo de admiración que yo no había tenido por alguien, entonces entendí que empezaba a surgir un tipo de ilusión que me hacía feliz.
La convivencia lo fue haciendo todo tan natural, creo que la combinación de todo, sus atenciones, su carisma, su personalidad, nuestras conversaciones, el tiempo que pasábamos juntos iba convirtiendo la relación en algo más que una amistad.
No voy a negar que tiene defectos, vaya yo también los tengo, pero la balanza inclinaba las cosas a lo bueno. De repente lo complicado era sencillo, el respeto a la individualidad del otro era básico y la confianza nos dio toda la seguridad que necesitábamos.
Han pasado ya muchos años y te puedo decir que el escuchar su voz aún me causa la misma ilusión que al inicio, que sus mensajes son igual de tiernos, que al verlo mi emoción se acelera y que no hay otro lugar en el que me sienta más segura que en sus brazos.
Hemos pasado por muchas cosas, unas tal vez no tan fáciles como esperábamos, pero si de algo me siento completamente segura es que soy correspondida y amada. Comprendí con el tiempo lo afortunada que soy de haber encontrado a la persona correcta.
¿y a ti, que te enamora?
Autor
CpM